Beethoven en Cochabamba: El poder de los proyectos musicales dirigidos por músicos

 
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Beethoven en Cochabamba: El poder de los proyectos musicales dirigidos por músicos

Sergio Escalera, pianista, compositor y arreglista boliviano

11-06-2024

La nueva orquesta autogestionada Ars Musica en concierto bajo la dirección de Leonardo Alvarado. Foto: Daniel Mercado.

Los días 24 y 25 de agosto de 2024, mi ciudad natal, Cochabamba (Bolivia), abrió un nuevo capítulo en sus continuos esfuerzos por promover iniciativas creativas. Las obras musicales elegidas para estos conciertos fueron los Conciertos para piano n.º 1 y n.º 5 de Beethoven, y está previsto interpretar los tres conciertos restantes unas semanas más tarde.

Entre los intérpretes de este ambicioso proyecto se encontraba una orquesta juvenil compuesta por estudiantes de los programas locales de bachillerato artístico y universidad, así como algunos de sus alumnos más jóvenes. Estaban dirigidos por dos jóvenes y entusiastas estudiantes de dirección de orquesta que reconocieron que ninguna otra orquesta o institución de Cochabamba, la cuarta ciudad más grande de Bolivia y un importante centro urbano, se encargaría de estas desafiantes piezas.

El autor durante un ensayo con la orquesta Ars Musica. Foto: Daniel Mercado.

La mayoría de los jóvenes músicos no habían tocado nunca con un solista y muchos interpretaban una gran obra de Beethoven por primera vez en su vida. Durante los ensayos, su entusiasmo era evidente, al igual que su nerviosismo. No todos los músicos pudieron estar presentes hasta el ensayo general, debido a sus compromisos habituales en la ciudad. Un par de músicos de metal tenían actuaciones de mariachi o cumbia esos mismos días, y algunos de los músicos de cuerda tuvieron que abandonar el proyecto por motivos personales. Como resultado, la orquesta al completo sólo estuvo junta en el escenario para el ensayo general y los conciertos.

Pero estuvieron a la altura del desafío y ofrecieron dos emocionantes representaciones. Era la segunda vez en la historia de Cochabamba que se interpretaban estas obras.

Como solista del Concierto nº 5 de Beethoven, el "Concierto Emperador", experimenté una gran emoción mientras nos sumergíamos en la música, navegando por tempos cada vez más vigorosos. Sólo en raras ocasiones puedo tocar con una orquesta en Bolivia, así que este concierto fue especialmente significativo para mí.

Para los jóvenes músicos y su director, Erick Villegas, estudiante de música de la Universidad Mayor de San Simón, el éxito del proyecto fue casi milagroso. Los estudiantes de música de Cochabamba se enfrentan a numerosos retos. No hay salas de concierto en la ciudad que puedan albergar una orquesta de tamaño completo, ni pianos de cola en buenas condiciones. Normalmente, la orquesta municipal actúa en un salón de actos polivalente que carece de la acústica y la disposición escénica necesarias para una sala de conciertos adecuada. Y no hay ayudas públicas a la educación musical.

Así que los estudiantes de música de Cochabamba están tomando cartas en el asunto. Erick y otros músicos emergentes de ideas afines están tomando la iniciativa para mejorar su aprendizaje y contribuir al panorama musical de su ciudad. Están creando pequeños conjuntos y proyectos autogestionados que satisfacen sus necesidades y ambiciones como artistas en desarrollo en casa. Se pusieron en contacto con otros músicos, alquilaron el teatro del instituto de bachillerato artístico en el que se graduaron y pusieron en práctica sus dotes de dirección: se dieron cuenta de que eso era todo lo que necesitaban para presentar conciertos para piano de Beethoven.

Alumnos ensayando para el festival de música para piano a cuatro manos "Scherzando". Foto: Daniel Mercado.

En Bolivia está ocurriendo algo realmente nuevo en el panorama de la música clásica. En la última década ha surgido una nueva generación de entusiastas estudiantes y profesores de música bolivianos que están aumentando notablemente el tamaño del público boliviano de música clásica. Como resultado, las orquestas autogestionadas se han convertido en algo habitual no sólo en Cochabamba, sino en toda Bolivia. Estos proyectos llenan un vacío entre la falta de apoyo estatal a la educación musical/infraestructura orquestal y la creciente demanda de eventos musicales del país. Un número sin precedentes de bolivianos de todo el país puede ahora asistir a óperas semiescenificadas, musicales de Broadway y conciertos de piano, todo ello financiado con los ingresos de las entradas. Esto es muy notable para un país en el que la música clásica occidental ha sido históricamente menos prominente que otras formas de arte, en el que sólo dos universidades públicas ofrecen formación instrumental de grado y en el que los fondos culturales públicos prestan poca atención a la joven generación de instrumentistas bolivianos de hoy.

Durante la misma visita a Cochabamba, participé en otro evento popular que creó un espacio musical inusual, de esos que las instituciones formales no pueden lograr. Se trataba de un festival de música para piano a cuatro manos dirigido por Aleyda Álvarez, profesora de piano del Liceo de Artes de Cochabamba, y financiado con las cuotas de inscripción de los alumnos que asistían a las clases magistrales y conferencias a cargo de y conferencias de creadores de la escena musical boliviana. Participaron más de 60 dúos de piano (130 estudiantes de piano), que llenaron las salas de conciertos de familiares y amigos de los jóvenes pianistas. El hecho de que muchas familias hicieran grandes esfuerzos para apoyar a sus hijos demuestra la creciente demanda de la comunidad de oportunidades más numerosas y diversas para el aprendizaje de la música.

En Bolivia, pocos cuestionarían la creciente popularidad y necesidad de las nuevas orquestas autogestionadas. Habrá muchos otros proyectos creativos y aventureros en el futuro. Esperemos que estos esfuerzos también representen un salto hacia un nivel plenamente profesional de interpretación instrumental de alto calibre y salarios remunerativos.

Nuestras dificultades históricas con la inestabilidad sociopolítica y la desigualdad de acceso a las oportunidades no significan que no podamos soñar con una vida artística más rica y aspirar a ella. Son nuestros jóvenes quienes están adoptando medidas concretas para hacer realidad tales aspiraciones, ¡y debemos celebrarlo! Ellos son nuestra mejor esperanza para una comunidad musical de primera categoría, inclusiva y vibrante.

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