Los músicos venezolanos en crisis recrean su identidad musical en todo el mundo

 
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Los músicos venezolanos en crisis recrean su identidad musical en todo el mundo

Rachel O'Connor, candidata al DMA, The Peabody Institute; trompa, American Youth Symphony

06-02-2021

El Bolívar Phil en la Universidad Internacional de Florida. Foto Unai Arezona.

En todo el mundo, los miembros del movimiento de música para el cambio social tienen una conexión especial con Venezuela, y muchos sienten una gran preocupación por las circunstancias asombrosamente difíciles a las que se ha enfrentado su pueblo en los últimos años. La crisis actual sigue siendo objeto de escasa información por parte de los medios de comunicación y de escasa financiación por parte de la comunidad mundial. La Institución Brookings la califica como "la mayor y más infrafinanciada crisis de refugiados de la historia moderna"; Venezuela va camino de superar a Siria como el país con más desplazados, con 5,4 millones y subiendo. Mientras tanto, la comunidad internacional ha destinado muchos menos fondos a los venezolanos. A los cuatro años de la crisis siria, se habían acumulado 7.400 millones de dólares en ayuda internacional (1.500 dólares por refugiado), mientras que en un momento similar de la crisis venezolana, sólo se han gastado 580 millones de dólares (125 dólares por persona).

Las enormes lagunas en la atención de la comunidad mundial a los venezolanos existen tanto en el país como en el extranjero. Incluso en los mejores momentos, la migración presenta a las personas importantes retos materiales, culturales y emocionales. Los migrantes venezolanos también se enfrentan a una creciente hostilidad por parte de sus sociedades de acogida, ya que los países no están recibiendo el apoyo internacional que necesitan para integrar a este número sin precedentes de personas.

A pesar de los desafíos que enfrentan, los músicos venezolanos de todo el mundo siguen tocando. Durante el último año y medio, he tenido el privilegio de investigar a los músicos de la diáspora venezolana, para entender mejor qué papel juega la música en la vida de los músicos formados en El Sistema después de la emigración y para crear una mayor conciencia y acción en respuesta a la crisis en Venezuela.

Músicos de Bolivar Phil en Coral Gables, Florida. Foto David Valera.

Mi investigación sobre la diáspora musical venezolana ha revelado que las prácticas musicales han supuesto una fuente inextinguible de identidad para los migrantes. Los músicos afirman que la música les ha proporcionado habilidades, como la perseverancia y el compromiso, que les ayudan a sobrevivir al desplazamiento y la migración. Además, les dota de un sentido de identidad que les permite trascender los retos materiales, sociales y emocionales de la migración. Su identidad como músicos se mantiene firme y les proporciona un sentido personal de plenitud.

¿Cómo han conseguido estos emigrantes, muchos de los cuales viven en circunstancias extremadamente difíciles, permanecer tan conectados con sus identidades musicales? Al menos en parte, porque en sus nuevos entornos han logrado encontrarse y crear conjuntos que resuenan con los conjuntos de El Sistema con los que crecieron. Estos conjuntos han surgido en todo el mundo. Muchos de ellos integran a los inmigrantes con los locales u otros grupos; a veces, incluyen un aspecto de formación/educación musical en línea con los objetivos originales de El Sistema. Algunos ejemplos de estos conjuntos son el Bolívar Phil (Florida), Música para la Integración (Chile), Roraima Phil (Perú), Latin Vox Machine (Argentina) y Fundimusicol (Colombia). Los músicos con los que hablé destacaron que, a través de las prácticas orquestales, tenían la oportunidad de mantener su propio sentido de identidad mientras colaboraban con otros grupos.

Un joven trompetista venezolano llamado Efrén, que ahora vive en Santiago, me explicó que los valores que había aprendido a través de su formación en El Sistema -como el trabajo duro, la perseverancia y la disciplina- le prepararon para superar los retos de la vida, especialmente los de la migración. Elfren siente personalmente la agencia que ha derivado de su carrera musical; como me dijo: "He aprendido mucho de los grandes maestros: que hay que estar centrado en lo que uno quiere conseguir, y también que hay que trabajar duro para conseguirlo... En mi caso, la música es mi vida, y nadie puede decirme que no puedo ser músico. Sólo yo tengo la capacidad de decidir mi futuro". Para Efrén, su identidad de músico está conectada a un conjunto de valores y habilidades que le guían hacia la superación y la agencia, independientemente de los retos de la vida.

Un reportaje publicado en la revista El Tiempo sobre los músicos venezolanos en Colombia citaba a Luis Farfán, un trompetista venezolano en Bogotá que tuvo que vender su trompa para poder comprar una moto para un trabajo que necesitaba para sobrevivir. Explicó: "Ese día dejé de ser yo. Tenía que comer, pero mi sueño era hacer música, vivir de ella como en Venezuela. Perder la bocina fue perder mi esencia, lo que soy. No te puedes imaginar la tristeza que esto significa". Finalmente, Farfán pudo volver a comprar su trompa; describió ese momento como el de su "resurrección". "Estar en la orquesta -dijo- es volver a sentirse músico. No hay momento más feliz... No importa si pedaleo mil horas al sol o bajo la lluvia, porque aquí recuerdo que no soy un mensajero, que vine a ser músico." Para Luis, su identidad de "músico" tiene una importancia existencial: es su alma, su persona.

De este sentimiento se hizo eco Eva Moreno, que ahora vive en Florida y fundó un conjunto llamado Bolívar Phil, compuesto por músicos venezolanos de la zona. "Cuando llegamos aquí, muchos de nosotros teníamos que aceptar un trabajo, cualquier trabajo", me explicó, "pero mi alma estaba vacía. Me faltaba el sentimiento de ser músico; es como estar en el mar y necesitar una balsa salvavidas. La música es la balsa salvavidas".

Se podría especular que los objetivos y las prácticas originales de El Sistema en Venezuela han adquirido un significado nuevo y concreto a la luz de las circunstancias a las que se enfrentan muchos músicos migrantes venezolanos. En la tradición de El Sistema, el primer acto es siempre construir conjuntos, porque de los conjuntos surgirá la construcción de la identidad musical y, en última instancia, de la identidad social y cívica. Ahora, los músicos venezolanos obligados a abandonar sus hogares están recordando ese primer acto fundamental: están construyendo conjuntos a través de los cuales pueden sostener su preciada identidad musical.