Los jóvenes creadores de cambio de SEYO 2022

 
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Los jóvenes creadores de cambio de SEYO 2022

Esther Akinyemi, Fundación Harmonie, Gabriel Nobre, Orquesta Geraçao, y Carlos Fontán, Director Pedagógico y Director General, SEYO 2022

09-07-2022

El grupo de trabajo de Esther (segunda por la derecha) comparte sus ideas. Foto: Laura Plaza/Design for Change.

El 14 de julio, el Auditorio Nacional de Música de Madrid se convirtió en una fiesta de la juventud, la alegría y el compromiso social. Celebrando su cuarto aniversario, la Joven Orquesta del Sistema Europa (SEYO) acogió a 140 jóvenes de programas socio-musicales de toda Europa. El lema de la semana: "Tocamos para transformar el mundo".

Como parte de la semana de la música, la SEYO 2022 organizó una Escuela de Liderazgo para Creadores de Cambio, en la que se formó a los jóvenes para que fueran futuros líderes en sus comunidades. Se pidió a los participantes que reflexionaran sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, proponiendo acciones que pudieran ayudar a alcanzar estos objetivos. Durante la semana, los participantes experimentaron las diferentes fases de la metodología impartida por la organización internacional Design for Change, que colaboró con SEYO durante la semana. Al empoderar a estos jóvenes para que sueñen a lo grande, el programa integró los ODS, la música y la apropiación por parte de los jóvenes, de modo que las soluciones se diseñaron con, y no para, los jóvenes. Al final de la semana, los creadores del cambio compartieron su poderosa visión durante la Asamblea General de la SEYO.

Dos de nuestros jóvenes agentes de cambio, Esther Akinyemi y Gabriel Nobre, comparten aquí sus experiencias de la semana.

Jugamos a transformar el mundo, pero ¿creemos que podemos hacerlo? Nos hicieron esta pregunta el primer día. Todos estuvimos de acuerdo en que era posible con las personas y los medios adecuados. Laura Plaza, Directora de Proyectos de Design for Change y Jefa de Diseño, nos explicó que la semana estaba diseñada para darnos esos medios, dotándonos de las herramientas necesarias para lograr un cambio real. También hablamos de los ODS, explorando lo que representan y cómo podríamos esforzarnos por cumplirlos durante nuestro tiempo juntos.

Después de compartir nuestras percepciones sobre los mayores problemas a los que se enfrenta el mundo hoy en día, consideramos cuál de los ODS se ajustaba más a nuestra misión. Se mencionaron objetivos como "Buena salud y bienestar" (ODS nº 3) y reducción de las desigualdades (nº 10). A través de muchas anotaciones, conversaciones y, finalmente, una votación, nos decidimos por dos preguntas que guiarían nuestra semana de investigación colaborativa: "¿Cómo podemos mejorar la transmisión del mensaje emocional a través de la música?" y "¿Cómo podemos ofrecer oportunidades musicales a los alumnos que de otro modo no las tendrían?". Estas preguntas nos parecieron los puntos de partida adecuados para un cambio real, capaz de fomentar tanto la empatía como las oportunidades.

Los Change Makers colaboran (Gabriel en la foto del centro, o los cinco de la izquierda). Foto: Gustavo Bandres.

Trabajando en dos grupos, hemos hecho una lluvia de ideas para responder a esas preguntas. Para visualizar el proceso, colocamos una silla en el suelo y sugerimos diferentes formas de utilizarla, como "quitarle las patas y utilizar la silla como un tambor". Una vez completado el ejercicio de calentamiento, empezamos a compartir ideas para los retos que teníamos por delante. Optamos por no limitar nuestro pensamiento; una de nuestras notas adhesivas sugirió "llevar una orquesta alrededor del mundo en un helicóptero, para que todos pudieran asistir a la actuación". Tras otra votación, surgieron dos vías distintas para avanzar. Un grupo sugirió la creación de una orquesta mundial, con una persona o más de cada país. El otro se centró en ofrecer oportunidades musicales a quienes no tienen o no pueden acceder a ellas. Hablamos de lo que necesitábamos para lograr nuestro objetivo, como contactar con los directores de proyectos musicales de todo el mundo, reunir patrocinios y recursos a través de conciertos benéficos, etc.

Cada grupo presentó sus ideas a los demás, que a su vez ofrecieron sus comentarios. Esta parte de la sesión fue increíblemente clarificadora; como norma, cada grupo sólo podía expresar su gratitud en respuesta a la retroalimentación. Esta fue una valiosa lección para nosotros, ya que puede ser un reto sentirse positivo sobre la retroalimentación cuando ya estás ansioso por compartir tus ideas. Al final de ese día, vimos que nuestras ideas estaban conectadas y decidimos combinar nuestros dos grupos y trabajar juntos.

El último paso de nuestro proyecto era sencillo: pasar a la acción. Para ello, fusionamos nuestros temas e hicimos un mini concierto en las calles de Getafe, repartiendo folletos que hicimos nosotros mismos con información sobre El Sistema y sobre nuestro concierto allí en Madrid. Aquí fue donde se puso a prueba nuestro trabajo en equipo, ¡y resultó genial! Nos escuchamos de verdad y nos esforzamos por conseguir lo que cada uno quería. No pudimos repartir todos nuestros folletos, pero estábamos muy orgullosos de nosotros mismos porque aún así conseguimos llamar la atención de algunas personas. Es difícil empezar algo desde cero, pero conseguimos mucho y convencimos a mucha gente para que tuviera fe en nuestro proyecto.

¡Realizando el miniconcierto! Foto tomada por Klara, una Change Maker participante.

Más tarde, esa misma semana, se nos pidió que resumiéramos nuestro trabajo en una presentación de PowerPoint, que se haría durante la Asamblea General de SEYO. Curiosamente, la mayor parte de nuestro discurso no estaba escrito: habíamos llegado tan lejos como grupo que nos pareció mejor hablar desde el corazón. Y, afortunadamente, nuestro mensaje resonó. Teníamos claro lo que queríamos conseguir y nos apasionaban los beneficios potenciales de nuestras ideas. Fue increíble ser escuchados y honrados por un grupo así. Como dijo Laura, todo el mundo quiere hacer el cambio, pero esta era una sala de personas que creían que podían hacerlo.

A lo largo de la Academia de Liderazgo, hicimos nuevos amigos, desarrollamos nuevas formas de expresarnos y aprendimos que todo el mundo puede formar parte del cambio. Pero no siempre todo salió bien. Nos resultó difícil gestionar el tiempo -¡qué habilidad tan difícil de dominar! - y tuvimos nuestras dificultades para entendernos, ya que no todos hablábamos con fluidez. Pero, como nos dijo Laura al principio, no necesitamos hablar con fluidez para comunicarnos.

No es necesario hacer algo grande para que se produzca un cambio. Se puede empezar con algo pequeño y los resultados pueden crecer y hacerse poderosos. Pero, sobre todo, llegamos a reconocer la importancia de la acción directa. Vincular nuestra sesión de lluvia de ideas a los pasos de acción hizo que nuestros objetivos parecieran reales y alcanzables. Y eso es importante. Como se dice, "si tú no lo haces, nadie lo hará".

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