Funciones rotativas de liderazgo estudiantil en Tocando

 
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Funciones rotativas de liderazgo estudiantil en Tocando

Claudia Saldaña, Ph.D., y Beverley Argus-Calvo, Ph.D., Facultad de Educación, Universidad de Texas en El Paso

11-06-2019
Miguel guía a dos compañeros, Claudia Saldaña.

Ampliar la participación es uno de los objetivos de Tocando, un programa inspirado en El Sistema en la ciudad fronteriza de El Paso, Texas, entre Estados Unidos y México. Los estudiantes asisten al programa de música extraescolar de lunes a jueves para recibir clases particulares, instrucción musical y de cuerdas. Uno de los rasgos distintivos de Tocandoes el énfasis en el desarrollo del sentido de agencia y propiedad de los estudiantes, dándoles tareas rotativas basadas en el trabajo. Tuve la oportunidad de observar este proceso en mi papel de investigadora para mi estudio de disertación.

Los artistas educadores y el personal deTocando consideraron que los estudiantes podían desarrollar un sentido de agencia a través de prácticas de liderazgo mediante la realización de tareas basadas en el trabajo durante las actividades diarias del programa. La intención de los artistas educadores era desarrollar el sentido de pertenencia de los alumnos mediante la asunción de funciones que implicaran responsabilidades y habilidades de organización. El personal de Tocando identificó 16 trabajos basados en los valores fundamentales de Tocando: trabajo en equipo, liderazgo, respeto, confianza en sí mismo y comunicación. Estos trabajos se rotan entre los estudiantes semanalmente, lo que permite a los estudiantes explorar una variedad de puestos de trabajo, por ejemplo, compositor, director de orquesta, gerente de equipo, líder de línea, supervisor de postura, creador de ritmo, bibliotecario, gerente de bocadillos y encargado de la asistencia.

Los trabajos tenían objetivos establecidos que se explicaron claramente a cada estudiante mediante explicaciones y modelos de los artistas educadores. Se animó a los alumnos a cuestionar y reflexionar sobre cómo realizar los trabajos asignados. Los puestos de trabajo rotaban con regularidad, de modo que cada alumno podía experimentar varios trabajos y funciones diferentes. Los artistas educadores fueron modelos importantes para los alumnos, guiándolos para que aprendieran y realizaran sus trabajos con dignidad y orgullo.

Gerardo y Miguel son dos ejemplos de alumnos que desarrollaron su capacidad de expresión y pusieron en marcha su sentido de agencia, a través de este proceso. En el caso de Gerardo, al principio estaba descontento cuando recibió una insignia que indicaba que era el jefe de sección de la semana. Quería un trabajo diferente. El coordinador del proyecto le explicó a Gerardo que tenía que aprender a ser coherente y que este trabajo le ayudaría a hacerlo. Gerardo tenía curiosidad y preguntó qué era la constancia; el coordinador le explicó que la constancia es "tener una actitud positiva todos los días, en lugar de un solo día". Lo que es importante señalar en el ejemplo de Gerardo no es el trabajo en sí, sino la oportunidad que se le dio de hacer preguntas y la respuesta atenta que recibió.

Otra habilidad que los estudiantes aprendieron a través de las asignaciones de trabajo rotativas fue el liderazgo, o la autoiniciación de acciones. Ese fue el caso de Miguel, que vivía en un entorno familiar difícil; su madre era monoparental y la única que mantenía a Miguel y a su hermano pequeño. Los días en que no había programas extraescolares, Miguel pasaba mucho tiempo solo, esperando a que ella llegara a casa del trabajo. Los problemas de Miguel en el hogar afectaban a su estado de ánimo y a su comportamiento, lo que le impedía participar activamente en las actividades del programa. Los trabajos que se asignaban a Miguel se retiraban a menudo, debido a su comportamiento errático en clase. A los miembros del personal les preocupaba que Miguel obtuviera beneficios limitados y cuestionaban la eficacia del programa para él.

Sin embargo, justo antes de una actuación navideña, en pleno ensayo antes de salir al escenario, se encargó espontáneamente de tender la mano y ayudar a dos compañeras que tenían dificultades para tocar algunas notas de "Jingle Bells". Miguel observó a las chicas, identificó qué notas necesitaban algo de atención y luego dirigió la práctica demostrando cómo tocar esas notas: "¡Mira, uno, dos, tres, inténtalo!" ("¡Mira, uno, dos, tres, inténtalo!") Su lenguaje corporal comunicaba confianza en su conocimiento de la música y en su capacidad para asumir un papel de liderazgo. Para Miguel, el hecho de asumir un papel de liderazgo desarrolló la motivación y la colaboración entre compañeros. Para Gerardo, el hecho de tener un papel así estimuló la autorreflexión y la curiosidad.

Para ambos estudiantes, estas expresiones de liderazgo fueron el resultado de que los artistas educadores y el personal sirvieran de modelos de conducta. Además, los artistas educadores crearon un entorno que animó a los estudiantes a practicar sus tareas, y también a expresar y gestionar sus emociones.

En resumen, la práctica de la rotación de las asignaciones de trabajo proporcionó a los estudiantes de Tocando oportunidades para experimentar la agencia, la autoestima y la autodirección. Me sentí privilegiada porque, en mi papel de observadora, pude identificar los momentos en los que los estudiantes desarrollaban visiblemente un sentido de agencia y habilidad socio-emocional que se manifestaba en la conciencia de sí mismos, la autogestión y la conciencia social. A veces me resultaba más fácil observar esos momentos que a los miembros del personal, que estaban absortos en la gestión del constante flujo y reflujo de las actividades diarias. Como investigadora, puedo validar la alta calidad del trabajo diario que realizan los artistas docentes y que a menudo pasa desapercibido.

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