Poner la música en el centro de las conversaciones sobre el desarrollo mundial

 
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Poner la música en el centro de las conversaciones sobre el desarrollo mundial

Shain Shapiro, fundador y director general del grupo Sound Diplomacy; director ejecutivo del Center for Music Ecosystems

12-01-2021

¿Por qué la música está casi totalmente ausente de las conversaciones sobre el desarrollo mundial, fuera de la organización de conciertos benéficos?

Esta es una de las cuestiones que me llevó a lanzar dos organizaciones en los últimos años, Sound Diplomacy y el Center for Music Ecosystems. Me di cuenta de que en las conversaciones clave que impulsan las decisiones de desarrollo en todo el mundo, se entiende poco el valor del ecosistema musical y lo que puede aportar al desarrollo humano.

Sound Diplomacy, una consultoría económica, se creó en 2013 para abordar un segmento de este desafío: concretamente, cómo ayudar a los municipios a comprender y aprovechar el valor económico de los recursos musicales.Nuestro papel es proporcionar datos a quienes los necesitan y mostrar cómo la inversión en música, en todas sus formas y funciones, puede crear puestos de trabajo, riqueza y beneficios económicos.Nos asociamos con gobiernos municipales específicos en estudios de casos de política musical que animan a las ciudades a aprovechar mejor sus economías musicales, y que orientan la toma de decisiones municipales para incluir el verdadero valor del apoyo al sector creativo. También fomentamos las conexiones entre las ciudades que persiguen este trabajo, a través de nuestra Comunidad de Ciudades Musicales y los eventos relacionados.

Aunque son muchos los factores que intervienen en la determinación del beneficio económico que la música puede aportar a una comunidad, pueden destilarse hasta llegar a unos pocos fiables que pueden aplicarse universalmente.Para nosotros, el primer paso suele ser un análisis de costes y beneficios.Se trata de un cálculo sobre cómo un determinado recurso musical, ya sea un nuevo anfiteatro de música en vivo, un programa de enseñanza instrumental gratuito o una reforma de la ley de propiedad intelectual que beneficie a los artistas y creadores escénicos -o, de hecho, todo un ecosistema de recursos musicales- puede acabar generando ahorros o incluso ingresos para un municipio, a través de sus efectos positivos y de largo plazo en la comunidad a lo largo del tiempo.

Muchas ciudades, sobre todo en Norteamérica y Europa, tienen una ordenanza o reglamento por el que se destina una media del 1% del fondo general al arte público. O un porcentaje del impuesto de ocupación hotelera se destina al arte o la cultura. Creo que debería haber una ordenanza similar para la música, con la condición de que sea la comunidad la que determine a qué recursos musicales debe destinarse ese dinero.

El Centro de Ecosistemas Musicales, fundado el año pasado, es mucho más que economía. Se trata de todo el ecosistema musical y su impacto en nuestra salud, educación y calidad de vida, y de cómo puede aprovecharse si lo entendemos mejor.

Los que establecen las reglas globales sobre en qué invertimos y cómo medimos el valor, necesitan un reconocimiento más amplio y profundo del valor de la música. De hecho, necesitamos un lenguaje global para los ecosistemas musicales que esté alineado con el lenguaje global del desarrollo y la sostenibilidad. A través del Centro de Ecosistemas Musicales y otras iniciativas similares, esperamos contribuir a la creación y difusión de este lenguaje.

En marzo de 2021, el Centro publicó un amplio informe titulado Su guía sobre la música y los ODSque relaciona la música en todas sus formas y funciones con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por las Naciones Unidas. Los gobiernos, las ONG, las instituciones financieras y las empresas de todo el mundo utilizan estos objetivos como marco para sus decisiones políticas y estrategias de desarrollo. La Guía muestra cómo la inversión intencionada y deliberada en música puede contribuir a la consecución de una amplia gama de ODS, como la educación, la salud, la prosperidad económica y el progreso medioambiental.

Uno de los capítulos de la Guía describe los 17 ODS en un lenguaje claro y accesible, y sugiere las funciones positivas que la música puede desempeñar en relación con cada uno de ellos. En otro capítulo se proponen diez acciones clave que cualquier gobierno u organización puede llevar a cabo para utilizar la música al servicio del cumplimiento de su compromiso con los ODS.

Los programas dedicados a la educación musical encontrarán en la Guía una profunda resonancia con sus supuestos básicos sobre la amplia gama de beneficios que la educación musical puede aportar a las personas y las comunidades. Dichos programas pueden encontrar que la Guía proporciona claridad y un lenguaje distintivo que puede ayudarles a articular sus contribuciones sociales en términos de un marco universalmente valorado para el cambio positivo.

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