Editorial: Julio de 2019

 
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Editorial: Julio de 2019

Tricia Tunstall

07-01-2019

Lasemana pasada fui a Side By Side By El Sistema Swe- den, un campamento musical internacional intensivo patrocinado por la Orquesta Sinfónica de Gotemburgo en colaboración con la ciudad y El Sistema Suecia. Empecemos con las estadísticas.

El campamento de cinco días contó con la participación de 2.500 (no es una errata) estudiantes de entre 7 y 17 años. Formaban nada menos que 13 conjuntos: seis orquestas, cuatro coros, grupos de música antigua y folclórica, y un conjunto de necesidades especiales. A todo ello hay que añadir los miembros de la orquesta profesional. Más de 100 voluntarios ayudaron al personal remunerado. Se consumieron más de 10.000 plátanos a la hora de la merienda El concierto del campamento completo tuvo lugar en un estadio municipal de hockey.

Todo esto es maravilloso, pero no es relevante para los que no podemos atender a 2.500 niños ni ocupar estadios de hockey. Para mí, algunos de los aspectos más impresionantes del campamento no tenían nada que ver con las grandes cifras; eran el tipo de pequeños pero potentes saltos de imaginación que revitalizan los principios de El Sistema en la práctica.

Considere, por ejemplo, los muchos significados que se le han dado a la frase "Side By Side". Sí, a menudo significaba jugadores profesionales junto a estudiantes. Pero también significaba grupos de estudiantes experimentados junto a grupos de estudiantes principiantes. Significaba mezclar la programación convencional: Berlioz y Billy Joel y melodías folclóricas. Significaba que profesores voluntarios, T.A. experimentados y directores de renombre trabajaban juntos en los ensayos y las actuaciones. Los niños de los programas del Sistema y los de los programas ajenos al Sistema no podían distinguir quién era quién.

En general, hubo una constante y decidida valoración equitativa de los jugadores experimentados y los novatos, hábiles y no hábiles. En el gran concierto, todos los conjuntos estaban literalmente dispuestos uno al lado del otro en el suelo del estadio. Mientras tocaban y cantaban "Somewhere" de Bernstein, el micrófono de la zona más cercana al coro de personas con necesidades especiales captó algunas voces que cantaban notas discordantes pero cargadas de emoción. Nadie apagó el micrófono, lo que dio lugar a la interpretación más conmovedora de " There's a place for us" que jamás haya escuchado.

Side by Side era enorme. Pero también fue ingenioso, juguetón y virtuosamente inclusivo. Estos son puntos de partida para inspirarnos a todos, grandes o pequeños.

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