¿Quién está escuchando?

 
El Ensemble busca conectar e informar a todas las personas que están comprometidas con la educación musical de conjunto para el empoderamiento de los jóvenes y el cambio social.

¿Quién está escuchando?

Evelyn Glennie CH. DBE, percusionista internacional y embajadora del Sistema Escocia

02-02-2022

Foto: Kaupo Kikkas.

Me pregunto cuántas veces nos detenemos a reflexionar sobre cuánto interpretamos el mundo en el que vivimos, o cuánto lo traducimos. Podemos ver un césped y aceptarlo como tal... o podemos detenernos, mirarlo, olerlo, notar su textura, sus colores y su grosor, y notar la vida en las briznas de hierba, de modo que el humilde césped se convierte en una verdadera experiencia viva que interpretamos. La interpretación nos permite estar en el presente, donde todos nuestros sentidos danzan con el compromiso.

Esta es mi misión: "enseñar al mundo a escuchar". Escuchar es lo que da vida a nuestra historia en todo lo que hacemos y nos comprometemos. Escuchar es el sentido que une y magnifica todos nuestros otros sentidos. Todas las personas que me han influido a lo largo de mi vida han sido increíbles oyentes; y lo que es más importante, se tomaron tiempo para escucharse a sí mismos.

Mis propias experiencias de escucha me ayudaron a aceptar fácilmente el papel de embajador de Sistema Escocia. El programa Sistema en todo el mundo consiste en escuchar, en sacar a la luz las historias de cada joven, en validar su trayectoria única y en darles una plataforma para que se expresen y marquen la diferencia con los que les rodean. El objetivo es que se escuchen los unos a los otros, para alimentar el puente más importante que todos podemos construir y cruzar.

La música y la palabra son nuestros medios para ello, pero no siempre necesitamos un sonido para escuchar. La presencia es el verdadero instrumento que todos tocamos. La presencia puede ser tan ruidosa o tan suave, tan intensa y compleja, o tan simple y escasa como queramos. La presencia permite que todo importe; no depende de presupuestos ni de equipos. Sólo requiere el inestimable intercambio que todos podemos tener con los demás para inspirar, comprometer y conectar.

A menudo imaginamos que hacer música tiene que conducir a un resultado final, como un concierto o un examen. Practicamos con el objetivo de que nuestro duro trabajo se "muestre". Pero pensemos en lo que tocar un instrumento nos aporta a nosotros y a los que nos rodean. Tocar música es extraordinariamente bueno para nuestro bienestar físico y mental. Cuántas veces me he sentido mejor después de pasar 15 minutos en una batería trabajando en un enigma de independencia de un miembro; mi cabeza y mi cuerpo zumban después y me siento listo para conquistar el mundo. Ese enigma se puede compartir con cuatro personas en una parada de autobús, simplemente utilizando la percusión corporal. Sólo hay que pensar fuera de la caja para permitir simplemente un punto de entrada.

Los programas del Sistema consisten en crear puntos de entrada; no hay puertas cerradas. Si los jóvenes tocan una pieza de Vivaldi o Bach, su viaje interpretativo único les permite sentir que también han compuesto la pieza que están tocando. La traducción tiene que ver con lo correcto o lo incorrecto, pero la interpretación tiene que ver con la curiosidad, la exploración y la improvisación.

Mientras navegamos por la pandemia mundial de Covid, ha sido interesante observar la importancia de los programas de Sistema y organizaciones similares. He visto de primera mano cómo Sistema Escocia ha sido el salvavidas de tantos jóvenes y sus familias, ayudándoles a participar en actividades creativas virtuales para alimentar su curiosidad y asegurarse de que cada voz tenga la oportunidad de crecer. La tecnología ha abierto sin duda muchas vías de inclusión y conectividad. Durante la pandemia, me he puesto en contacto con jóvenes y grupos comunitarios de lugares lejanos de todo el mundo, mostrándoles, por ejemplo, las maravillas de un teléfono de agua. Por supuesto, no pueden sentir físicamente ese instrumento como lo harían si lo tuvieran en sus manos o estuvieran a mi lado mientras lo toco. Pero el hecho de que puedan conocerlo, y ver y sentir mi entusiasmo, puede sembrar una semilla.

Mi objetivo es animarnos a todos a ser oyentes desinteresados, para que todos podamos ayudarnos y apoyarnos mutuamente a la hora de interpretarnos a nosotros mismos. Esto se aplica a todas las formas de comunicación, virtual o presencial. Todos necesitamos oportunidades para expresar nuestras historias y nuestros viajes.

Si pudiera dar un solo mensaje a todos, sería éste: Estar presentes los unos en los otros. Escuchar las palabras y los pensamientos de los demás como una actividad preciosa y necesaria. Esta es la manera de construir grandes puentes de escucha con todos aquellos con los que nos encontramos, y de hacer y abrazar el cambio. Nuestros jóvenes no merecen menos.

Editorial