Sinfonía por el Perú, una experiencia de innovación social

 
El Ensemble busca conectar e informar a todas las personas que están comprometidas con la educación musical de conjunto para el empoderamiento de los jóvenes y el cambio social.

Sinfonía por el Perú, una experiencia de innovación social

César Oré Rocca, Miembro del Consejo Ejecutivo, Sinfonía por el Perú

03-01-2023

El centro en Cusco, Perú.

Sinfonía por el Perú es una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo es fomentar el desarrollo humano a través de la música. Fundada en 2011 por el tenor peruano Juan Diego Flórez, la organización cuenta con numerosos centros de enseñanza repartidos por todo el país: 23 centros de música, dos orquestas sinfónicas centrales y dos coros (uno infantil y otro juvenil), y tres talleres de lutería. A lo largo de los años se ha llegado a más de treinta mil beneficiarios, y cada día miles de niños participan en alguno de los programas musicales de la organización: iniciación musical, coro, orquesta, big band, banda peruana, programa de educación especial para niños con discapacidad y talleres de lutería.

En la periferia de Lima, Perú. Foto: Revista Correo.

Juan Diego Flórez había experimentado el poder de la música en su propia vida, pero no fue hasta 2009 que conoció el trabajo del Maestro José Antonio Abreu en Venezuela. Después de eso, se convenció de que era posible compartir todo lo que sentía por la música con cientos de niños y jóvenes en Perú. Fundó Sinfonía por el Perú como un programa de base que ofrecía a los jóvenes acceso gratuito a la educación musical de conjunto. Durante el primer año del programa, los efectos positivos fueron evidentes. De hecho, el potencial de la música parecía ir más allá de la capacidad de aprender una nueva habilidad o desarrollarse cognitivamente; parecía un medio para abordar todo tipo de cuestiones: autoestima, tolerancia, cooperación, comunicación, diálogo, autocuidado, autodeterminación y mucho más.

Tras observar estos efectos positivos a lo largo de los años, quisimos crear la capacidad de medirlos mediante la investigación científica. En 2012, pusimos en marcha cuatro centros de enseñanza musical, asegurándonos de que cada uno tuviera las características necesarias para soportar un estudio experimental que midiera nuestro impacto. Creamos un enfoque sistemático que seguirían todos los centros, centrándonos en el diseño de la intervención, así como en las convocatorias de participación, las campañas de sensibilización, la creación de conjuntos musicales y mucho más. Además, de un amplio grupo de beneficiarios potenciales, asignamos aleatoriamente a los estudiantes a un grupo de intervención y a un grupo de control que no participó en estos programas de intervención. Cada grupo estaba formado por 400 estudiantes.

Jóvenes estudiantes de violín. Foto: @agenciaandina.

Dos años después, en 2014, realizamos el primer estudio experimental de impacto. Los resultados fueron extraordinariamente positivos, con beneficios evidentes en los contextos educativo, familiar y personal. Por mencionar solo algunos: la autoestima de los niños aumentó un 30%, su motivación para hacer las tareas escolares aumentó un 34% y la violencia familiar se redujo un 34%.

En 2018, terminamos el segundo estudio experimental con el mismo grupo. Demostró que la intervención temprana había tenido un impacto duradero. Centrándose en los estudiantes que habían llegado a la adolescencia, el estudio mostró una disminución del 33% en las conductas de riesgo graves entre las participantes femeninas, una disminución del 75% en los embarazos adolescentes y un aumento del 29% en los estudiantes que aspiraban a realizar estudios de posgrado o especialización. En nuestro sitio web puede leerse un informe sobre ambos estudios.

Dado el complejo y cambiante panorama social de Perú, estos resultados nos impulsaron a reflexionar más profundamente sobre nuestro papel como agentes de cambio social. En primer lugar, reafirmamos nuestros objetivos en el trabajo con niños. Luego, reflexionamos críticamente sobre los problemas sociales que enfrentan los niños y jóvenes a corto, mediano y largo plazo, tratando de identificar todos los elementos y actividades que habían desempeñado un papel en los resultados de nuestros estudios.

Tocando instrumentos peruanos. Foto: Sinfonía por el Perú.

Desde este punto de vista, surgieron algunas ideas. Nos dimos cuenta de que ciertas estrategias de nuestro modelo de intervención debían constituir la base de nuestro trabajo: coordinación estratégica con las familias, desarrollo de espacios seguros para garantizar el bienestar de nuestros alumnos, formación complementaria (y complementaria) del profesorado y del personal, implicación de diferentes disciplinas artísticas y énfasis en el trabajo comunitario y la educación para la ciudadanía.

Además de cuestionar nuestra conciencia institucional, hemos puesto en marcha algunas actividades nuevas. Por ejemplo, celebramos nuestra primera reunión de reflexión abierta sobre Música para el Desarrollo, a la que invitamos a distintas partes interesadas, como beneficiarios, patrocinadores, expertos en desarrollo juvenil y expertos en bienestar y protección. Creamos una residencia artística anual llamada "Transforma", en la que beneficiarios, profesores e invitados desarrollan herramientas e ideas para ayudar a nuestros jóvenes músicos, a través de talleres diseñados por artistas de varias disciplinas artísticas, y para trabajar en nuestros principios formativos. En 2022 concluimos nuestra primera gira europea, donde nuestros jóvenes músicos, junto a Juan Diego Flórez, interpretaron un repertorio que buscaba conectarlos con el público europeo del Festival Menuhin Gstaad, el Festival de Lucerna y el Festival de Salzburgo.

Si seguimos teniendo presentes nuestros objetivos de desarrollo, los retos a los que se enfrenta la humanidad en la actualidad y la importancia de la colaboración interdisciplinar, sabemos que nuestro modelo de música para la innovación social no puede sino fortalecerse. Nuestro compromiso ahora es trabajar con otras organizaciones, conocer otras experiencias y explorar nuevas estrategias de colaboración. Creemos que esta es la clave para ayudar a niños y jóvenes a superar los retos del mundo.

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