Musicaustral nutre una comunidad de música folclórica latina moderna

 
El Ensemble busca conectar e informar a todas las personas que están comprometidas con la educación musical de conjunto para el empoderamiento de los jóvenes y el cambio social.

Musicaustral nutre una comunidad de música folclórica latina moderna

Jacob Kelberman, profesor adjunto de la Universidad de Temple y miembro de la cohorte del GLP 2020

08-05-2020

La historia de la música folclórica latinoamericana en el Chile del siglo XX ilustra cómo los artistas reflejan e impactan en las sociedades. Una de las figuras más importantes de este periodo fue Violeta Parra (1917-67), una artista visionaria y activista conocida como la "Madre del Folclore Latinoamericano". Parra lideró la Nueva Canción Chilena, un renacimiento de la música y las tradiciones folclóricas chilenas. Su vida y su obra inspiraron a generaciones de músicos que dieron voz a movimientos sociales y políticos en toda América Latina.

La pasión de Parra dio una renovada importancia al aprendizaje de la música centrada en Chile, inspirando a muchos compositores chilenos a llevar su herencia folclórica al primer plano de su enseñanza. Uno de ellos fue el compositor y percusionista chileno Daniel Emden, fundador del Campamento Musicaustral en Frutillar, Chile.

Antes de crear Musicaustral, Emden fundó el grupo musical Color Violeta, que reimagina las tradiciones musicales folclóricas latinoamericanas en la actualidad. El grupo, que tenía su sede en Montreal antes de trasladarse a Chile, pasó años realizando giras y presentando clases magistrales y talleres. Tras trabajar con estudiantes de música de todo Canadá, Emden quedó "asombrado por la calidad de su formación académica y sus experiencias en reconocidos campamentos y residencias musicales". En Chile no existían programas comparables para los jóvenes músicos. Emden decidió promover el legado de Parra creando un programa de este tipo para que los estudiantes latinoamericanos estudiaran su herencia musical. Así nació Musicaustral en enero de 2016.

Musicaustral comenzó con una simple misión: "conectar a los jóvenes músicos con la pasión por la música de raíz latinoamericana y profundizar en sus conocimientos musicales en un programa de inmersión". Diseñado para estudiantes de entre 18 y 27 años, el programa se hace accesible a jóvenes de "todas las clases sociales y orígenes culturales." Musicaustral comenzó con diez estudiantes en su primer año. Desde su creación, ha llegado a un total de 44 estudiantes, 20 educadores y 15 voluntarios y coordinadores. Muchos participantes regresan y siguen involucrados en el programa.

El programa se desarrolla en la idílica casa de campo alemana del siglo XIX en la que viven Emden y su pareja Fabi Peña. Su casa tiene vistas al lago Llanquihue, y en un día claro se pueden ver varios volcanes en el horizonte. Los estudiantes disfrutan de un completo programa de clases instrumentales, clases grupales, talleres, ensayos de conjuntos, clases magistrales y conciertos. La enseñanza musical se centra en el estudio de los ritmos y sus orígenes culturales, como la cueca, el festejo, el candombe, el huayno, la chacarera y otros. Estos estilos son impartidos por un profesorado internacional de expertos y proporcionan a los estudiantes un profundo conocimiento de las tradiciones culturales y musicales latinas.

Aunque hay muchos programas que enseñan música clásica occidental, pocos utilizan repertorio y prácticas que respondan a las culturas de América del Sur. Al centrarse en las tradiciones populares latinas, Musicaustral centra las experiencias de sus músicos en torno a su herencia musical compartida. Esto refleja y refuerza la misión de Musicaustral, capacitando a los estudiantes para conectar con la música latina y reinventarla a través de una expresión auténtica.

Musicaustral se distingue no sólo por ser un programa intensivo de música folclórica latina, sino también por las prácticas a través de las cuales lleva a cabo su misión. El plan de estudios está orientado en torno a prácticas que cultivan la presencia de la mente y la creatividad. Cada día comienza con prácticas de yoga, respiración y meditación, a menudo realizadas en el entorno natural. Los estudiantes y el profesorado se alimentan de forma saludable y se abstienen de consumir drogas y alcohol durante todo el programa, algo que Emden considera esencial para desarrollar la "conciencia" necesaria para el arte creativo e inspirado. Al hacer hincapié en la conciencia como parte integral de la creación musical, los estudiantes conectan más profundamente con su trabajo, su herencia cultural, sus compañeros músicos y ellos mismos.

Estas prácticas permiten a Musicaustral desarrollar un sentido único y profundo de comunidad. La pasión y la presencia que todos los participantes aportan al programa forman profundos vínculos sociales que alimentan la colaboración más allá del programa. El ex alumno Osvaldo González Palma describe cómo asistir al programa después de estudiar composición clásica en una universidad chilena fue una "experiencia reveladora", que renovó su pasión por la música y le conectó con amigos y colaboradores artísticos para toda la vida. "La mezcla de todas las personalidades y orígenes es importante para crear nuevos sonidos", dice. "Y cada año [del programa] desarrolla un sonido propio". Osvaldo sigue actuando y grabando con grupos formados inicialmente en el campamento.

Los participantes en Musicaustral se definen no sólo por su capacidad musical, sino también por su compromiso social y su creencia en la importancia de las artes y la cultura. La música y activista climática Loïca, ex alumna, describe cómo asistir al programa fue una "poderosa experiencia para reconectarse con sus raíces chilenas después de vivir en el extranjero durante siete años". Lo atribuye, en parte, a que el programa ha creado una comunidad de músicos que están "todos en una búsqueda similar de cambio". Loïca explica que Musicaustral cultiva el espíritu musical y fomenta el diálogo que explora "cómo podemos utilizar nuestra identidad cultural y nuestros antecedentes para contribuir a crear una sociedad más equitativa".

Experiencias como la de Osvaldo y Loïca apoyan la visión de Violeta Parra de crear una comunidad duradera de artistas folclóricos latinos. El reconocimiento de este tipo de desarrollo artístico de base hizo que Musicaustral se convirtiera en parte integral de Frutillar en la primera Ciudad Creativa de la Música en Chile designada por la UNESCO, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Musicaustral ha crecido gracias a colaboraciones internacionales como ésta. El programa comenzó con el apoyo de fondos culturales canadienses durante los dos primeros años. Desde 2018, se ha asociado con el Programa de Líderes Globales, que proporciona miembros de la cohorte para servir como artistas docentes. El resto del programa se financia a través de matrículas, subvenciones culturales no chilenas, patrocinios y donaciones en especie de instituciones locales. En 2017, Emden creó la Fundación Vision Violeta para gestionar las subvenciones y donaciones. Sin embargo, al igual que para muchas organizaciones artísticas, la recaudación de fondos sigue siendo un reto constante.

La agitación política en Chile durante el año pasado y la pandemia mundial de COVID-19, que ha sido particularmente grave en todo Chile y América Latina, han planteado importantes desafíos para Musicaustral. Sin embargo, Fabi y Daniel siguieron decididos a cumplir su misión de "apoyar la creatividad artística y potenciar las mentes jóvenes". Durante todo el mes de mayo, presentaron el Musicaustral Fest, que incluía actuaciones y talleres transmitidos en directo por alumnos y profesores. En la actualidad, están desarrollando una versión en línea del programa que pretende recrear el impacto personal y comunitario de la experiencia en persona y ampliar el alcance del programa a aquellos que no pueden viajar a Frutillar. A través de estos proyectos, Musicaustral busca conectar y cultivar durante el tiempo de distanciamiento físico y más allá.

El enfoque único de Musicaustral en el repertorio y las prácticas de la música folclórica latinoamericana -así como su énfasis en el bienestar físico y mental como parte necesaria de la musicalidad- permite a los estudiantes conectarse profundamente con su arte y su contexto social más amplio. Al hacerlo, honra la visión de Violeta Parra apoyando la continua reimaginación de las tradiciones folclóricas chilenas y latinas en el presente y el futuro.

.

Compartir

Copyright 2022 Ensemble News