
Editorial
Vinculación global a través de las artes: la red latinoamericana de arte para la transformación social

La idea de que las artes y la educación artística pueden impulsar la transformación social está surgiendo como una fuerza crucial en todas partes del mundo. Y, sin embargo, los programas dedicados a esta idea suelen ser pequeños, con poca financiación y de alcance local. Para crear un movimiento verdaderamente poderoso, necesitamos una mayor interconexión. Un buen primer paso en el proceso de conexión mundial es la creación de redes regionales e intracontinentales.
Hace 17 años, un grupo de organizaciones sociales de Brasil, Argentina, Chile, Bolivia y Perú iniciaron una serie de viajes sinérgicos dentro de América Latina, con el apoyo de la Fundación Avina. (Yo formé parte de esta iniciativa, como cofundador/presidente de Crear Vale la Pena en Argentina). Estos encuentros nos permitieron construir fuertes lazos personales e institucionales, que finalmente nos llevaron a crear un espacio de cooperación social llamado Red Latinoamericana para la Transformación Social a través del Arte.
Nuestra colaboración efectiva fue posible gracias a esos viajes iniciales, durante los cuales nos tomamos el tiempo de conectar con la empatía en una conversación profunda. A lo largo de varios días y noches durante nuestros viajes desde Cuzco y la Chiquitania boliviana hasta la cosmopolita Buenos Aires y la Patagonia, reflexionamos juntos sobre nuestros proyectos, nuestros puntos de vista sobre el arte y la pobreza y la discriminación en nuestros países (este tipo de reflexión no se produce en las conferencias de arte de un día, donde la gente es reacia a "perder" el tiempo). Descubrimos tanto nuestra diversidad como nuestra cultura común: los sonidos, los símbolos, los colores y la magia que hacen que todos amemos apasionadamente a Latinoamérica. También conectamos en torno a la violencia y la injusticia que desgarran nuestras sociedades. La vida, la alegría y la celebración, pero también la muerte, son temas siempre presentes en nuestros murales, fiestas populares, arte, teatro, danza, poesía, canciones, películas y vídeos.
Decidimos crear nuestra red para compartir iniciativas y prácticas de calidad y promover la integración social, la ciudadanía efectiva, la conciencia de los derechos humanos y los diálogos interculturales. El grupo inicial de 25 organizaciones sociales maduró hasta convertirse en un fuerte movimiento que ha llegado a miles más en 17 países. Hemos desarrollado e implementado varios proyectos de transformación social en toda la región, y hemos sido capaces de aprobar leyes en nuestros respectivos países para asegurar la financiación pública, la continuidad y el impacto de alta calidad. A partir de 2013, creamos un encuentro bianual en La Paz, Bolivia, que luego se realizó en El Salvador (2015); Quito, Ecuador (2017); y Buenos Aires, Argentina (2019). Este año, tenemos previsto reunirnos en Perú, si el COVID-19 lo permite.
Nuestra experiencia ha demostrado que la cooperación regional es una poderosa herramienta para mejorar la calidad y el alcance de los proyectos locales y, al mismo tiempo, aportar equilibrio en un diálogo habitualmente desigual entre ONG, gobiernos, organizaciones internacionales e inversores sociales privados. También hemos podido desarrollar una sólida relación con la Secretaría General de Cooperación Iberoamericana, un organismo multilateral que promueve la cooperación entre España, Portugal y América Latina. Con su apoyo económico, replicamos en varios países un programa llamado Puntos de Cultura, creado originalmente por el gobierno nacional de Brasil. Esta iniciativa, diseñada por el historiador y escritor Célio Turino, tenía como objetivo identificar, financiar, conectar y dar visibilidad a las organizaciones culturales y artísticas del país, promoviendo la colaboración activa entre ellas. Ayudamos a establecer versiones de Puntos de Cultura en Argentina, Perú, Chile, El Salvador, Uruguay y Costa Rica, algunas de ellas mediante leyes del Congreso.
Con la experiencia que hemos adquirido a lo largo de los años, estamos deseosos de ver cómo empiezan a crecer redes similares en nuevas regiones y continentes. Podemos recomendar las siguientes actividades al servicio de esa causa:
- Viajes regionales sinérgicos entre iniciativas artísticas afines, para identificar socios y establecer conexiones profundas y a largo plazo.
- Dialoga con gobiernos, organismos multilaterales e inversores sociales privados para diseñar, financiar y ejecutar un puñado de proyectos comunes en todos los continentes.
- Asociaciones con universidades para promover y difundir la investigación académica sobre el impacto de los programas artísticos en el bienestar personal y comunitario.
COVID-19 ha provocado una crisis mundial sin precedentes. Sin embargo, también ha despertado una extraordinaria oportunidad para la cooperación humana. Por muy diferentes que parezcan nuestros contextos geográficos, culturales, sociales o económicos, la pandemia mundial ha revelado que todos compartimos un profundo anhelo de cercanía y unión humana. Cuando las galerías de arte, los teatros, los estadios y los centros culturales de todo el mundo se vieron obligados a cerrar, la gente recurrió a Internet como nunca antes para ver películas, vídeos, poesía e intercambiar imágenes y textos. Un gigantesco corredor digital de arte y cultura surgió en la red, alimentado por la capacidad creativa innata de personas que no eran profesionales del arte. Al mismo tiempo, los artistas profesionales y las instituciones generaron nuevas iniciativas en línea, la mayoría de ellas gratuitas: muestras de arte virtual, conciertos en directo, obras de teatro digital, espectáculos de danza, visitas a museos, festivales. Estas expresiones artísticas han demostrado ser una de las respuestas más inspiradoras y reconfortantes a la incertidumbre actual en la que todos vivimos.
Por lo tanto, me gustaría proponer que nosotros, los artistas profesionales, salgamos a construir nuevas conexiones globales, un nuevo tipo de conectividad basada en una fórmula antigua y casi olvidada. Una conexión basada en la empatía, los vínculos humanos y la creatividad.
Ya no podemos generar belleza y bienestar como individuos separados y narcisistas. No es el momento de lo que podría considerarse "arte ornamental". Es más bien el momento de provocar lo que el autor e investigador François Matarasso ha llamado "arte inquieto". El mundo necesita curación, y el arte tiene ese poder curativo. En América Latina estamos inquietos para empezar ya. Los necesitamos a todos.
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