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Tricia Tunstall

06-01-2018

Un artículo reciente de la revista académica JAMA Pediatrics, sobre el tema de la enseñanza de la autorregulación a los estudiantes, lleva el subtítulo "A Systematic Review and Meta-analysis" (Una revisión sistemática y meta-análisis), una frase tan densamente académica que casi dejé de leer allí mismo. Pero me alegro de no haberlo hecho. Hay algunas buenas noticias importantes aquí para los programas del Sistema.

"La autorregulación" se refiere a un conjunto de competencias que incluyen la capacidad de controlar las emociones, la capacidad de tener interacciones sociales positivas y la capacidad de autodirigir el propio aprendizaje. El artículo de JAMA cita la creciente evidencia de que estas competencias desempeñan "un importante papel fundacional" en el bienestar de los niños.

El artículo revisa los resultados de 50 "intervenciones" destinadas a aumentar la capacidad de autorregulación de los niños. Algunas de las intervenciones se llevaron a cabo en las aulas, otras en entornos familiares. Otras incluían el ejercicio físico o el yoga y la atención plena. Por último, hubo seis estudios sobre intervenciones centradas en las habilidades sociales o personales en entornos de grupo. Este tipo de intervención resultó ser "muy eficaz".

Por eso el estudio es una buena noticia para nosotros: centrarse en las habilidades sociales y personales en entornos de grupo es precisamente lo que hacen los programas del Sistema. Y tenemos una ventaja que ninguno de esos seis estudios tenía: lo hacemos a través de la música, que es una forma especialmente elegante, eficiente y placentera de aprender. Así que podemos animarnos con esta investigación. Afirma con rigor académico lo que ya observamos e intuimos: la interacción social a través de la música es una gran manera de que los niños aprendan las habilidades de autorregulación.

Pero hay algo más que intuimos -algo que sabemos- sobre la autorregulación, y que no aparece en ninguna parte del informe de la JAMA. Dado que el arte es nuestro medio, sabemos que la autorregulación no se refiere sólo al autocontrol. Sí, queremos que nuestros hijos aprendan a controlar su comportamiento y a autodisciplinarse. Pero también queremos que nuestros alumnos sean capaces de tener espontaneidad creativa. El filósofo Eric Fromm escribió que los artistas pueden definirse como individuos que pueden expresarse espontáneamente. Así que enseñamos a los niños las habilidades de autorregulación para liberar más plenamente sus capacidades de expresividad. Parece una paradoja, pero es una de las verdades de nuestra práctica: la autorregulación hace posible la verdadera espontaneidad.

Junio de 2018, Tricia Tunstall
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