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Perspectiva de los invitados
Ser un servidor y un artista
Kiana María González, bajista, Take A Stand Festival Orchestra y El Sistema Lehigh Valley
El Festival Nacional Take a Stand ha terminado, y 101 estudiantes regresan a casa en más de 25 estados, cada uno con una experiencia íntima y personal. He aquí la experiencia de uno de esos 101.
Durante mi semana en la NTaSF, trabajé estrechamente con el personal del equipo y con los mentores de la Universidad Soka y de la escuela preparatoria de la American University, explorando y perfeccionando el repertorio para el concierto final. Era la primera vez que trabajaba profesionalmente con otro grupo de bajistas de gran talento para afrontar los retos de nuestra sección en cada pieza. Para mí, fue refrescante no sólo encontrar a otros bajistas de mi edad (la mayoría en mi programa son lo suficientemente jóvenes como para ser mis alumnos), sino también experimentar tantas personalidades distintas fuera de la sala de prácticas. Juguetones y a la vez severos, realistas y a la vez quijotescos, y con un sentido del optimismo tocado con una determinación como la mía. Muchas veces, cuando tropezaba con una pieza, me sentía más a gusto con ellos; como con mi familia, no había críticas, sólo soluciones productivas. Lo que me dio aún más fuerzas para intensificar mi juego en este proyecto.
Pero lo que hizo que esta experiencia valiera aún más la pena fue que esto estaba presente en todos los demás miembros de la orquesta con los que tuve la oportunidad de interactuar. Todos los que estaban allí tenían un comienzo y llevaban consigo un atisbo de esperanza de alcanzar algún tipo de objetivo final, ya fuera la actuación, su futura carrera o la amistad. Toda esta energía dinámica estaba presente en cada momento, tanto dentro como fuera de los ensayos. Poder trabajar con Thomas Wilkins, el director de la Orquesta del Hollywood Bowl, durante una larga y exigente semana antes de ser presentados finalmente por Gustavo Dudamel ha sido un gran honor. Esta orquesta demostró una persistencia que otras orquestas luchan durante años por alcanzar, y que nosotros hemos conseguido en una semana: crear una cálida comunidad de caras diferentes de distintos lugares para actuar más allá del concepto de excelencia musical, para dar a la obra expresión y vida propia para que el público conecte de verdad con ella.
En palabras del maestro Wilkins, "primero somos un servidor y luego un artista". Expresó profundamente que debemos dar en un mundo que sólo toma. Ahora, al volver a casa tras el último concierto, estas palabras resuenan aún más.
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