Música arriba! Poner la música al servicio de la comunidad

 
El Ensemble busca conectar e informar a todas las personas que están comprometidas con la educación musical de conjunto para el empoderamiento de los jóvenes y el cambio social.

Música arriba! Poner la música al servicio de la comunidad

12-02-2019

por Cecilia Velázquez Moreno, Directora de Orquestando Armonía

Orquestando Armonía nació en Boca del Río, México, en julio de 2014, por iniciativa del gobierno municipal. Cuenta con el apoyo de la Orquesta Filarmónica de Boca del Río, integrada por músicos profesionales que son artistas docentes por las tardes. Desde entonces, nuestro objetivo ha sido llevar las clases de música a los lugares más vulnerables de la zona.

Crédito de la foto: Comunicación Social del Ayuntamiento de Boca del Río.

Nuestra primera tarea fue encontrar una escuela que pudiera albergar el programa. Tuvimos la suerte de encontrar la Escuela Primaria José Vasconcelos, que aún comparte sus instalaciones con nosotros. En esta escuela, hemos aprendido lo intensamente que las familias valoran la educación de sus hijos. En 2010, el huracán Karl provocó una tremenda inundación que hizo que muchas familias lo perdieran casi todo. Las autoridades declararon que todas las mochilas y el material escolar se habían perdido en el agua, pero en realidad no fue así. De los 300 alumnos de la escuela, sólo se mojaron las mochilas de dos niños. El resto fueron rescatadas por los niños y sus familias. Lo mismo ocurrió en todas las escuelas de los alrededores.

Sin embargo, convencer a los niños y jóvenes de que se apuntaran al programa fue una tarea difícil (y a veces lo sigue siendo). Tuvimos que explicar el impacto que tiene la música a nivel neurológico, socioafectivo y comunitario. Al final, nos ganamos a todos con la frase: "¡Menos riesgo en las calles, menos televisión, menos móviles, más música!".

Empezamos con 200 alumnos, de entre 8 y 14 años, y un equipo de profesores increíbles. Los instrumentos llegaron un año después, y fue una fiesta. Nunca olvidaré los ojos de cada alumno frente a su instrumento, desempaquetándolo como un regalo muy esperado. Pronto, los sonidos de la orquesta comenzaron a llegar a nuestro programa. Las familias también aprendieron rápido y empezaron a preguntar a sus hijos: "¿Tienes solfeo hoy?" "¿Olvidaste el papel del pentagrama?". "¿Hay clase de coro después de las seccionales?".

En 2017, el programa contaba con más de 500 alumnos, dos orquestas y cinco coros, además de nuestro coro de madres y abuelas. En nuestras reuniones de personal, empezamos a discutir la necesidad de basar nuestro trabajo a conciencia en tres puntos clave: teoría (conocimientos), heurística (habilidades) y axiología (actitudes). Hablamos de cómo integrar estos puntos clave en cada clase y ensayo. También empezamos a dar a nuestros alumnos experiencias multidisciplinares trabajando con bailarines, escritores y artistas.

También se incorporaron nuevos profesores. El programa tuvo ayuda nacional a través de un Convenio de Colaboración con el Sistema Nacional de Fomento Musical y ayuda internacional a través de un Tratado de Colaboración con The Global Leaders Program. El año pasado formamos un Comité de Padres para recaudar los fondos necesarios para la vida y el crecimiento del programa.

En 2019, hemos tenido el reto de ver a muchos de nuestros estudiantes convertirse en adolescentes con muchas obligaciones académicas. Por lo tanto, estamos invitando a estudiantes más jóvenes a unirse al programa. Los coros no son tan numerosos y son más selectivos. También hay desafíos administrativos, ya que trabajamos para modificar nuestras prácticas para mantener la alta calidad de los profesores necesaria para este trabajo comunitario.

Espero que Orquestando Armonía reciba el apoyo necesario para una vida larga y duradera. Una de mis imágenes favoritas es la que veo al acercarme a las inmediaciones de la escuela: en todas las calles, abuelas, madres, padres, niños y jóvenes caminan a paso ligero con instrumentos colgados de los hombros y las manos. Es hermoso ver esto como parte de la vida cotidiana.

Y espero que nunca vuelva a producirse un huracán o una inundación como la última. Pero sé que si lo hace, veré a los alumnos levantando las manos en alto, con las mochilas en una mano y los instrumentos en la otra. ¡¡Música arriba!!